Sexta-feira, 12 de maio de 2023 - 06h05
Bagé, 12.05.2023
[…] El Capitán Medina
ocultó su infantería, y él con su escuadrón se colocó, de manera a caer sobre
la columna a la primera descarga de la infantería. Era un acto atrevido de
especial arrojo; pero que podía traer consecuencias muy favorables, como
realmente sucedió.
El
enemigo emprendía su fuga descuidado, y muy lejos ([1]) de pensar que
nuestras fuerzas se encontrasen ya a su paso así fue que la descarga do la
infantería hecha a boca de jarro ([2]), y la inmediata
arremetida de lo caballería le sorprendió completamente, y la lanza y la
bayoneta, se empaparon en la sangre de los invasores, que se pusieron en
dispersión cubriendo el campo con sus cadáveres.
Como dos batallones de una de las alas tuvo
lugar de reunirse, y formar cuadro, el Alférez Alejos Torres con una guerrilla
cargó el cuadro ([3]) que encontró
todavía descubierto un costado por donde entro y lo dispersó completamente. Se
calcula al enemigo una pérdida de 200 hombres en esta acción, mientras de
nuestra parte no alcanzó a 16.
El
castigo fue terrible, y las proezas de nuestros bravos son dignas de toda
ponderación, pues ha vencido allí a un enemigo infinitamente superior en
número, y elementos.
Esta
prueba de intrepidez ha hecho temblar ([4]) al enemigo,
pensando en un ataque general de nuestras fuerzas, y así fue que no pensó un
momento en hacer la más leve oposición, sino en huir ([5]) con la mayor
presteza, pues desde entonces comenzó ya por quemar sus bagajes pesados.
El 10
de mayo, se encontraba otra vez ya repasando el Apa por el mismo paso que,
encontrando a nado tuvo que hacer una puente para su pasaje; por activo, y
denodado Capital Medina que había engrosado sus fuerzas con el regimiento N°
21, y una compañía de infantería de Concepción al mando del Teniente Zarate, y
Alférez Roa, se encontraba otra vez ya en su camino; mientras que el resto de
las fuerzas guardaban sus espalda ([6]).
El
enemigo marchaba en el mismo orden, y buscaba el lugar llamado Machorra, cuando
de repente cayó sobre él con el ímpetu de la carga que sabe dar nuestra
caballería, la fuerza que llevaba a su cabeza el Capitán Medina. La infantería
enemiga no tuvo tiempo de hacer sino una descarga, cuando nuestra caballería
había envuelto el cuadro, y hacia la más grande carnicería a sable y lanza; el
enemigo que no pude resistir en el arroyo primero, fue incapaz de hacerlo aquí
acometido por mas fuerzas, y así se dispersaron sus soldados como ovejas
acosadas por los lobos.
El
objeto de esta carga era dar un otro golpe al enemigo y quitarle el resto del
ganado que le quedaba, para desnudarlo ([7]) de todo recurso.
Esto fue llenado satisfactoriamente, porque después de la gran mortandad
nuestros soldados le arrebataron cerca de 300 reses, cargueros en bueyes y
mulas, y no le quedaron sino los bueyes que estaban uncidos a sus carros ([8]). Esta jornada fue
espléndida para nuestras armas y muy gloriosa para los bravos soldados que en
ella recogieron la palma del triunfo.
La
caballería se ha portado brillantemente y la infantería con el denuedo ([9]) que le es propio.
Ha habido interesantes episodios del heroico valor de nuestros soldados que la
premura ([10]) e la narración
nos hace desistir de consignar aquí.
Sin
embargo no podemos dejar de hacer especial mérito de la bravura del soldado de
caballería Leonardo Ayala, del Regimiento N° 21, vecino de San Ignacio, que en
el ímpetu de la carga se dirigió resueltamente sobre un cañón para tomarlo y ya
había conseguido enlazarlo, cuando cayó gloriosamente en su empeño; pero deja
su nombre a la posteridad, y su ejemplo a sus compañeros de armas.
Sigamos ahora los pasos del descalabrado
ejército, así como hicieron nuestros valientes para completar su desastre.
Aliviaron más sus bagajes quemándolos, y continuaron su camino tomando la
dirección de Nyoac; pero ya bajó la guardia de nuestra caballería que a
vanguardia, retaguardia, y costado les cerraban, quitándoles todo recurso y
esperanza de salvación.
Arrebatándoles sus provisiones de boca no les
quedaba sino los bueyes de sus carros: aceleraron so fuga; pero nuestros
soldados cuando querían detenerlos prendían fuego a los pajonales ([11]) que se
encontraban en su camino.
Cada día que pasaba, la mortandad se
aumentaba en sus filas dejando 16, 20 y 30 muertos en los lugares que
acampaban, registrabase al principio en casi todos los cadáveres las huellas
del sable ([12]) do los días ocho
y diez; pero bien pronto acosados del hambre fueron víctimas de él.
Nuestra caballería retirando todo recurso y
cerrándoles siempre por todas partes, hacia acrecentar en ellos el
padecimiento del hambre, y tuvo que recurrir a las tunas, a la raíz y corazón
de los árboles ([13]), y hasta
comieron perros por alimento.
Y para el colmo del desastre, Dios había
reservado a esos infames para expiar su crimen un castigo aún mayor. El cólera,
esa terrible peste que había asomado hasta poblaciones de los aliados, y
arruinado el ejército enemigo del S. apareció entre ellos con todos sus
horrores, haciendo el más espantoso estrago.
Expiación
justa que la providencia ha descargado sobre la cabeza de los infames que han
venido a querer esclavizar a un país Cristiano y libre.
Al principio enterraban sus
cadáveres; pero después ya no pudieron hacerlo por su mucho número, y
abandonaban sus muertos, entre los que se encontraron muchos oficiales y
mujeres.
La mortandad fue acrecentando de
día en día en sus filas, sin embargo marchaban constantemente, siempre
conducido por nuestra caballería que formaba un círculo de fierro a su
derredor. El enemigo que en todo su vigor y fuerzas había sido imponente para
competir con nuestros soldados, enfermo y débil no tuvo la resolución da hacer
la más mínima tentativa de ataque. Siguió su destino, vencido, y resignado a la
merced de nuestras armas.
Nuestros soldados clamaban por
llevar sobre aquellos restos un ataque, seguro de encontrar una victoria barata:
sus Jefes no les permitieron; no era necesario, iba a derramarse inútilmente la
sangre, y cuando se puedo vencer al enemigo sin ella, es más glorioso, y más
conforme con la humanidad que siempre hemos tenido en cuanto es compatible con
la guerra.
El resto de la columna seguía adelante
dejando gran número de desertores y cadáveres. Llegó sobre las orillas del
Mobtetey que encontró a nado, y tuvo que permanecer allí cinco días. Aquí fue
donde la epidemia hizo en sus filas los estragos más grandes, y aquí fue
también donde el Jefe de la Expedición Camisão murió, siguiéndole en el
sepulcro su segundo el Teniente Coronel Galvão. El Mayor José Tomas quedó
entonces a la cabeza de las fuerzas que pasaron el Mbotetey, y siguieron el
rumbo de las cordilleras.
Allí quedaron
cientos de cadáveres, y hasta moribundos, armamentos de todas clases, carros,
etc. Cada día se aumentaba entre ellos el hambre y la peste; pero marchaban
adelante. Nuestra caballería los pastoreaba día y noche. Entraren nuestros
soldados en Nyoac que estaba completamente evacuado, y sacaron de allí gran
número de fusiles, uniformes, pólvora y provisiones de boca.
Pasaron adelante, y siempre molestando al
enemigo, lo llevaron hasta tirarlos el día cuatro de junio al otro lado del
Aquidaban. Estaba reducida entonces la columna enemiga a menos de quinientos
hombres; pero eran cadáveres ambulantes, reducidos al estado más calamitoso y
desesperante.
Nunca un ejército había sufrido desastre tan
terrible, y expiación más justa. Sus padecimientos han sido inmensos, su camino
está trazado por sus cadáveres. Hasta 800 víctimas se han contado muertos
solamente de la peste.
Dios ha auxiliado nuestras armas, para
confundir a los osados que quieren exterminarnos. El ejército que quiere
exterminar nuestra Patria, el ejército enemigo del Norte ha sido desecho. Se le
han tomado 38 carretas con provisiones, y municiones, armas y ropas en
cantidad, ganados y mulas.
El Regimiento N° 21 que siempre se ha
distinguido por el ímpetu de sus cargas, ha sobresalido blandiendo esta vez sus
armas, sobre la cabeza de los invasores del Norte, y digno es de notarse que
siendo uno de los Regimientos que más ha peleado es el que menos ha sufrido.
Esto
advierte, que la impetuosidad de la carga sobre el enemigo es una inmensa
ventaja, que deben no olvidar nuestros valientes del ejército. Pero al
recomendar al Regimiento N° 21, debemos colocar en las misma escala al
Regimiento N° 3, la infantería de Concepción, la Compañía de Cazadores del
Batallón N° 12, que son lo que más han trabajado en esta laboriosa Campaña. El
ejército que venía a apoderarse de nuestras poblaciones esclavizar nuestras
familias, y trazar su línea divisoria, despedazando nuestro país, ha sucumbido
a la aparición de la falange Paraguaya del Norte.
Ella
puede decir, como Cesar: llegué, vi, vencí. El desastre de ese Ejército
repercutirá como un golpe terrible sobre el ambicioso Emperador, que ve desecha
([14]) una de sus más
glandes esperanzas, y le llevará una convicción más, de que sus esclavos jamás
conquistarán la tierra de los libres.
Estamos
pues de felicitaciones por el importante suceso que acaba de alcanzar et
esfuerzo de nuestro brazo: es una venganza terrible que debe horrorizar al
invasor y echar por tierra su espíritu abatido. Felicitamos ardientemente a la
Patria por la nueva gloria, y al Jefe Supremo de la República, cuya previsión y
tino guerrero han arrancado del enemigo tan valioso laurel.
Felicitamos a la denodada
columna del Norte, castigo y terror del cobarde invasor. (EL SEMANARIO N° 690)
Bibliografia
EL SEMANARIO N° 690. La Invasión del Norte – Paraguai
– Assunção – El Semanario n° 690, 13.07.1867.
Solicito Publicação
(*) Hiram Reis e Silva é Canoeiro, Coronel de
Engenharia, Analista de Sistemas, Professor, Palestrante, Historiador, Escritor
e Colunista;
Campeão do II Circuito de Canoagem do Mato Grosso do
Sul (1989)
Ex-Professor do Colégio Militar de Porto Alegre
(CMPA);
Ex-Pesquisador do Departamento de Educação e Cultura
do Exército (DECEx);
Ex-Presidente do Instituto dos Docentes do Magistério
Militar – RS (IDMM – RS);
Ex-Membro do 4° Grupamento de Engenharia do Comando
Militar do Sul (CMS)
Presidente da Sociedade de Amigos da Amazônia Brasileira
(SAMBRAS);
Membro da Academia de História Militar Terrestre do
Brasil – RS (AHIMTB – RS);
Membro do Instituto de História e Tradições do Rio
Grande do Sul (IHTRGS – RS);
Membro da Academia de Letras do Estado de Rondônia
(ACLER – RO)
Membro da Academia Vilhenense de Letras (AVL – RO);
Comendador da Academia Maçônica de Letras do Rio
Grande do Sul (AMLERS)
Colaborador Emérito da Associação dos Diplomados da
Escola Superior de Guerra (ADESG).
Colaborador Emérito da Liga de Defesa Nacional (LDN).
E-mail: hiramrsilva@gmail.com.
[1] Lejos: longe. (Hiram Reis)
[2] A boca de
jarro: à curta distância. (Hiram Reis)
[3] Cargó el
cuadro: atacou o quadrado. (Hiram Reis)
[4] Temblar: tremer. (Hiram Reis)
[5] Huir: fugir.
(Hiram Reis)
[6] Espalda:retaguarda. (Hiram Reis)
[7] Desnudarlo: despojá-lo. (Hiram Reis)
[8] Uncidos a sus carros: atrelados às carroças. (Hiram Reis)
[9] Denuedo: ousadia. (Hiram Reis)
[10] Premura: pressa.
(Hiram Reis)
[11] Pajonales: pradarias. (Hiram Reis)
[12] Sable: sabre.
(Hiram Reis)
[13] Corazón de los árboles: palmitos. (Hiram Reis)
[14] Desecha: descartada.
Qualquer Semelhança não é Mera Coincidência – X
Bagé, 20.12.2024 Continuando engarupado na memória: Tribuna da Imprensa n° 3.184, Rio, RJSexta-feira, 25.10.1963 Sindicâncias do Sequestro dão e
Qualquer Semelhança não é Mera Coincidência – VI
Silva, Bagé, 11.12.2024 Continuando engarupado na memória: Jornal do Brasil n° 224, Rio de Janeiro, RJ Quarta-feira, 25.09.1963 Lei das Selvas T
Qualquer Semelhança não é Mera Coincidência – IV
Bagé, 06.12.2024 Continuando engarupado na memória: Jornal do Brasil n° 186, Rio de Janeiro, RJSábado, 10.08.1963 Lacerda diz na CPI que Pressõessã
Qualquer Semelhança não é Mera Coincidência – III
Bagé, 02.12.2024 Continuando engarupado na memória: Jornal do Brasil n° 177, Rio de Janeiro, RJQuarta-feira, 31.07.1963 JB na Mira O jornalista H